viernes, 5 de marzo de 2010

Encuentro al Señor Cara de Papa después del discurso del gobernador



éste no es el señor Cara de Papa

Cuando terminó bajé a ver que pasaba. Descubrí un hall ampuloso pero después me di cuenta de que es el mismo de cuando a veces entrás. Ahora había pantallas desde las que se podía ver “el recinto” –es una palabra fea, suena a nosocomio, no dice mucho y eso no es justo, creo- y se podía escuchar lo que pasaba allá.

Las palabras hacen cosas.

Un montón de periodistas había escuchado el discurso de Daniel Scioli desde ahí; había sillas que se veían cómodas.


así se veía "el recinto" desde el palco de prensa, pero más de cerca,las fotos achican

Tenía algo de solemnidad de acto escolar, todos los pasos hasta que hablara el gobernador, anunciados por un locutor. Hasta que se cantó el himno y el himno interviene la rigidez con cierta emoción; eso hace la música pero más el himno.

En el hall ahora los periodistas buscan legisladores para preguntarles qué les pareció el discurso de Scioli. A Iván también le preguntaron pero como él se fue a trabajar a la oficina que le dieron en el subsuelo lo fueron a buscar directamente ahí.

Pero mi hallazgo fue otro diputado. El Señor Cara de Papa. Es igual. Tiene bigotón y una expresión bondadosa que te inspira confianza. Me acerqué para escuchar qué decía. Señor Cara de Papa, con esa cara de paz, pachorra e intenciones serias, estaba enojado, furiosísimo con rayos que le salían de los ojos o nubes negras sobre la cabeza como el Pato Lucas de mucha indignación.

Decía, en síntesis, TODO MAL.

(Me hizo acordar al ¡Hasta Cuando! pero raro, no era periodista ni tachero y está ahí para trabajar, construir, etc, no sé)

Cuando hice el circuito tren a retiro-colectivo a La Plata-y caminar a la legislatura, un taxista me explicó cómo llegar. Un tipo de unos sesenta años que también me decía que todo mal. Toda la vida hizo turno día, la noche no le va.

Cierta correlación puede haber.

En La Plata siempre te perdés.

Iván fue directo desde Bahía a la oficina que le dicen despacho. Está en un subsuelo, me hace acordar a las galerías comerciales de allá, un poco esa cosa laberinto, otro esos carteles en marrón y negro y el piso de granito gastado sin brillo. Pero de eso voy a hablar en otro post. De cómo fue el estar ahí con el discurso y en ese palco, también. Y de lo que no se ve en "el recinto" ni en esas imágenes que yo tenía, no sé, de leer en el diario o ver en la televisión, de todas esas cosas que se trabajan acá y que casi nadie ve, además. Yo estaba en la oficina con los chicos del equipo trabajando, Ramiro que leía una ley, un word de la pantalla de la compu, Mayda que hablaba por teléfono y yo que respondía un mail laboral y casi llego tarde a la ceremoniosa apertura. Iván me llamó para decirme esto empieza ya, y de ahí también tuve una mini peripecia para lograr entrar.

este es mi cuadernito y mi tarjeta para poder estar ahí con los periodistas, perdón que la foto me quedó al revés.

acá hay otra chica trabajando que también sacaba fotos con camarita así nomás;

al fondo chiquito está Iván

Desde el palco de prensa también se notaba que el traje estaba arrugadísimo; es normal después de tanto viaje y no es importante, ¿no? Para mí no.

2 comentarios:

AEZ dijo...

¿Se puede tomar en serio CUALQUIER cosa que diga el Señor Cara de Papa? Qué condena, pobre.

Sonia dijo...

¿Cuál es la condena? Parecerse al Señor Cara de Papa? Para mí que sí se puede tomar en serio lo que diga...pero depende de cómo lo diga, no, y de qué diga...
por ahí te referís a otra cosa...Es una condena ser Señor Cara de Papa? A mi me parece que también puede ser una bendición!