martes, 14 de septiembre de 2010

lo entusiasta no quita la torpeza

Lunes en Bahía. Fui por primera vez al Concejo Deliberante. Queda en Estomba y Sarmiento, una esquina por la que pasaba siempre, porque era el edificio de rentas -y de chica tenía que hacer los trámites de la casa yo; no, no da para quejarse- y además el edificio queda a una cuadra y media de mi colegio, el Nacio, que en realidad desde hace tiempo se llama "Escuela media" pero le seguimos diciendo "Nacio". (es una cosa cariñosa, pero el apego es conservador, no?)
En la esquina enorme puerta de madera tiene cartel que dice que la entrada no es por ahí. Puertas de madera con picarportes desproporcionados. A menos que yo tenga manos chiquitas pero no creo.
Perdida como perro en bote.
Entrás y hay un escritorio, o sea una recepción clásica, pero todo es mármol elegantón así imponente mezcla con arquitectura burocracia kafkiana que es igualmente imponente. La chica es amable, lo anti personaje empleado público de Gasalla. Me indica y después un señor me acompaña, aunque en realidad expreso vagamente, distraída viendo el lugar, adónde tengo que ir. Entonces me acompaña a subir el señor. Unos escalones y me señala la puerta. Digo gracias y me quedo como tonta frente a la puerta con la intuición de que ese no es el lugar. Por suerte el que me acompañó amablemente se va y no quedo tan naba frente a él y lo llamo a Iván en voz bajita sin decirle tampoco que estoy medio perdida.
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Al rato me ubiqué, no se crean. Y de un momento a otro, vamos por la escalera, con Iván, y entramos a una puerta que se ve de fondo, mucha gente moviéndose y cuando salimos están estos trabajadores comunicadores.
El aglomerado es raro.
Me cuelgo con el de camarita chica, el cámara piercing sobretodo the cure a las ¿8 am, 9 am era? Un genio.
Era todo por esto que está acá y más.
Saqué fotos con mi entusiasta y torpe habilidad.
Y escribí más cositas que se dicen epígrafes y se pueden ver acá.

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